A una solterona de 50 años mientras estaba sentada en una mecedora, al tiempo que acariciaba un gordo y panchorriento gato, se le presenta su hada madrina que le ofrece tres deseos.
- Quiero ser una mujer rica.
- Concedido! Le dice el hada y le llena la casa de oro.
- Quiero ser otra vez aquella bella señorita que fui.
- Concedido! Y rejuvenece por arte de la magia.
- Quiero que mi gato se convierta en un príncipe azul.
Y un joven musculoso de facciones perfectas y ojos azules como el océano le acaricia la frente y le dice:
- Seguro que ahora te vas a arrepentir de haberme castrado.
- Quiero ser una mujer rica.
- Concedido! Le dice el hada y le llena la casa de oro.
- Quiero ser otra vez aquella bella señorita que fui.
- Concedido! Y rejuvenece por arte de la magia.
- Quiero que mi gato se convierta en un príncipe azul.
Y un joven musculoso de facciones perfectas y ojos azules como el océano le acaricia la frente y le dice:
- Seguro que ahora te vas a arrepentir de haberme castrado.
Jajajajajajajaja, es que no se puede tener todo.
ResponderEliminarBesitossssssssss
!jajajajajaj¡,se lo tiene bien merecido,pobre gato.
ResponderEliminarjajaja... pobre mujer, mas salada rica, joven y con gato jajaja
ResponderEliminarMontse, crei que te habias perdido... gracias por tu vuelta i como no.. por tus comentarios.
ResponderEliminarSusana, tu lo has dicho: "Pobre gato" jajaja.
ResponderEliminarMaria, que bueno no? la señora ya lo tiene todo no tiene que preocuparse por nada.
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